Lago Titicaca y Sorata (6-17/abril/06)

Nuestras primeras aventuras en los alrededores de La Paz fueron el Lago Tititaca y el pueblo de Sorata.

Lago Titicaca

Los alrededores del lago fueron durante años la base de muchas poblaciones pre-colombinas. Cuenta la leyenda que la gran divinidad creadora de la cosmovisión andina, Viracocha, emergió del Lago Titicaca y creó el cielo y la tierra. La leyenda inca cuenta a su vez que el creador del Imperio Inca, Manco Kapac, emergió de la "piedra sagrada" en La isla del Sol, la isla más grande del lago, y desde allí emprendió su camino hasta Cuzco donde fundó la base de su imperio.

La ciudad de Copacabana a orillas del lago es un buen lugar para explorar la zona. La iglesia de Copacabana es el mayor atractivo turístico de la ciudad debido al toque árabe de sus cúpulas recubiertas de baldosines de colores. Los domingos hay una gran peregrinación de vehículos que llegan hasta la puerta de la iglesia para recibir la bencidión del párroco. Los coches se decoran con collares de flores y se rocían con sidra. Es todo un espectáculo (y un desperdicio de sidra!).

Sorata

Fuimos a Sorata con las intención de hacer el trekking del Apolobamba “el mejor trekking de Bolivia” según la guía. Cuando llegamos allí nos enteramos de que el trekking no se hacía desde allí sino desde otro pueblo a 12 horas de La Paz. Aún así los guías locales se ofrecieron para venir con nosotros (contratados claro) de vuelta a La Paz y guiarnos durante el trekking. El plan pintaba bien pero las cosas no dejaron de complicarse desde el momento en que llegamos a La Paz. Fue una cadena de mentiras tras mentiras y falta de profesionalidad por parte de los guías que no nos lo podíamos creer. Tardamos 2 días en salir de La Paz porque se habían inventado el horario de los autobuses y lo peor de todo es que los guías estaban bajo nuestra responsabilidad en cuanto a alojamiento y comida y cada día que pasaba era un gasto para nosotros! Por fin y tras 12 horas en un bus y una carretera de la muerte conseguimos llegar al maldito pueblo con un cabreo considerable y una niebla y un mal tiempo de campeonato. Nada más llegar decidimos que lo mejor era cancelar el trekking y volver a La Paz, teníamos la sensación de que los guías no tenían ni pajolera idea de la ruta del trekking y el clima no acompañaba. El único problema era que el autobús de vuelta salía en 2 horas y el conductor era el mismo que nos había llevado (!) . Yo me quería morir de sólo pensar en esa carretera otra vez y en que el conductor iba a hacer 24 horas del tirón pero no nos quedaba otra alternativa. Así que respiré profundamente, me metí en el saco, porque en el bus hacía un frío del copón, e intenté dormir. Pero eso tampoco resultó fácil porque el autobús estaba overbooking (es el pan de cada día en Bolivia) y teníamos un perro en mi regazo, un señor durmiendo en el suelo y un borracho que casi aplasta a su hijo al caer redondo en el asiento. El conductor no dejaba de mascar coca (lo cual me tranquilizaba porque le mantenía despierto) y poner la misma cinta una y otra vez (que por cierto era la misma cinta que en el viaje de ida!!!!!!!!). Sea como fuere y por arte de magia (y de coca) después de 12 horas estábamos otra vez en el punto de partida, La Paz. Fue una pérdida de tiempo y de dinero pero la sensación de libertad al decirle adiós a los guías mereció la pena. Ahora lo recuerdo todo y me muero de risa.

Aparte de este altercado he de reconocer que Sorata en sí es un lugar precioso donde pasamos unos estupendos días de relax antes de que empezase nuestra peor pesadilla.